Funciones en el Kafka

A partir del 7 de mayo, todos los sábados a las 20:00hs LAS PRIMAS O LA VOZ DE YUNA en el KAFKA, Lamabaré 866 CABA. Reservas al 4862-5439

martes, 7 de junio de 2011

La trascendencia de una voz
Por Azucena Ester Joffe y María de los Ángeles Sanz
Publicado en Mediopelo-Semanario de actualidad
jun 3, 2011

Sobre Las primas o La voz de Yuna.
Adaptación de la novela Las Primas, de Aurora Venturini.

Fui la imagen del ojo de aquel pez errabundoacercado a la orilla, arrasado en el agua.Fui golpe de una piedra sobre zinc, sobre hierro,alguien que quiso ir lejos con la palabra.El intento de abrir el labio y decir algo.La frustración del vidrio, del eco, de la fragua. (…)(Casi de vigilias, Fui, Aurora Venturini)


Las Primas o la Voz de Yuna en El Kafka
Las Primas fue estrenada en 2010, en La Plata, ciudad natal de la autora, en el marco del Proyecto Federal que impulsa el Teatro Nacional Cervantes, para luego pasar a la sala Orestes Caviglia. En este año, es el espacio El Kafka quien ofrece en su sala esta propuesta fuerte, desde todas las aristas que se la analice: el texto, su autora, el elenco, su director y la relación de todos estos elementos entre sí y con el espectador que asiste asombrado a una puesta que lo sacude y le deja el espacio suficiente para que procure su propio análisis desde un punto de vista diferenciado.
El teatro de Buenos Aires busca en las distintas líneas de concreción de puestas una identidad nueva que resuma en la fuga de sentidos un lenguaje que ponga en acto la suma de recursos o procedimientos. De la narración a la teatralidad, se constituye la necesidad de un género diferente, la dramaturgia. Allí no se sucede la novedad, son numerosas las puestas en la historia de nuestro teatro que pasan de un género a otro, con mayor o menor suerte, pero en el caso de Las primas, sorprenden la funcionalidad de los recursos, es decir, para qué están dentro de la intriga, en función de qué son puestos en acto. El uso del monólogo, dirigido al espectador, es la forma de construir el sujeto de la narración, que, en una novela de narrador omnisciente como la de Venturini (1), la actriz Marcela Ferradás de forma excelente lleva adelante la voz del sujeto de la acción pero también la voz del sujeto del enunciado. En esa doble complicidad, asistimos a una doble percepción, la del acontecimiento de enunciación y la de la intimidad del desarrollo de una escritura que se refiere a sí misma y se despliega en el escenario como el paso de diapositivas. La propia Yuna enuncia y el relato se encarna y sucede ante los ojos del público.
Los personajes aparecen y desaparecen, reconstruyendo el relato, en una conformación donde el trabajo con el cuerpo no sólo acompaña la voz sino que van afirmando un lenguaje otro, de la mano de actrices y actores que logran con la excelencia de su actuación la verosimilitud de una historia cuyo referente doble, la literatura y la vida presenta una mayor complejidad. Laura Ortigoza lleva adelante a la madre, la tía, la hermana y la prima de Yuna, mientras Jorge Varas es el profesor, y Cacho Carmelo Spichafoco. Ambos se lucen en la construcción de las personalidades que la acompañan en el recorrido de pasar de la dependencia de una voz que cuesta ser emitida, pero que se expresa sin ocultamientos en la pintura, a una voluntad de libertad conseguida con el talento para la plástica pero también para crecer a pesar de todo. El grupo actoral despliega todas las posibilidades que el cuerpo y la voz permiten para construir seres diferentes entre sí, pero también diferentes en relación al otro, al que se considera a sí mismo “normal”. ¿Qué es la minusvalía?, es la pregunta que sobrevuela en la novela, y que se traslada al espacio escénico. La relación del arte con lo irracional, de la genialidad con el toque de locura, se materializa en la conjunción entre la escenografía (Jorge Ferrari) y el vestuario (Luciana Gutman).
El fuerte impacto visual genera un clima onírico y a la vez siniestro, donde los personajes parecen emerger de la mano temblorosa del artista, donde manchas y líneas de fuerza confluyen, se enfrentan y se contaminan. La obsesión estética por el color y la textura, mientras el rojo remarca a los personajes “peligrosos”, Yuna se desliza entre arabescos, entre el blanco y el negro pero no como opuestos, sino como complementarios. Idas y vueltas, un camino sinuoso y con incontables esfuerzos que Riglos concluye en un “Y, ahora me dan el premio”.

Así, el espacio escénico deviene en una simbiosis perfecta entre teatro y pintura pero sin subordinación alguna. Los personajes se deslizan como en el interior de un cuadro que de manera visceral dibuja la artista con su relato, como el protagonista del episodio “Cuervos” del film de Akira Kurosawa, Los Sueños (1990), donde un estudiante de arte se encuentra dentro del mundo vibrante y caótico de varias obras plásticas de Van Gogh. En ambos casos, es como una ampliación de ese sendero laberíntico que todo artista debe transitar para llegar a la máxima expresión de su arte, en el sentido más amplio del término. Podría pensarse este espacio real representado como el aglutinador de sentidos posibles que tiene y desborda la obra, tanto literaria como el hecho espectáculo. La puesta, es entonces, el acontecimiento de ese cruce de variables que hace posible en el acto de la enunciación, ver tangenciales puntos de fuga que producen y reproducen la constante del trabajo artístico. Yuna finalmente tiene una voz, y esa voz es percibida por los espectadores, pero fundamentalmente por ese personaje que se busca a sí mismo.

Notas
1 Aurora Venturini es premiada por su novela Las Primas a sus 85 años, en 2007, por un jurado integrado por: Juan Ignacio Boido, Juan Forn, Rodrigo Fresán, Alan Pauls, Sandra Russo, Guillermo Saccomanno y Juan Sasturain. Premio “Nueva Novela Página 12”. La autora es licenciada en Psicología, con más de 30 libros en su haber, premiada en el exterior y en el país, para luego olvidada de los cánones académicos. La frase, que texto y puesta reiteran, ¡Y ahora me dan el premio!, habla de la realidad un reconocimiento tardío. De militancia peronista, trabajó con Eva en la Fundación, como asesora en el Instituto de Psicología y Reeducación del Menor, además de ser su amiga íntima; se exilia a Francia por veinticinco años cuando la Revolución Libertadora derrocó el gobierno de Perón y asumió la conducción del país. Allí frecuentará a Simone de Beauvoire, Jean Paul Sastre, Eugéne Ionesco, Jean Paul Belmondo, entre otros. Cursó Psicología en el Instituto de París (La Sorbona); el gobierno francés la distinguió con la Cruz de Hierro, por sus méritos como traductora de Villon y de Rimbaud. Fue también una interesante poetisa que tuvo el reconocimiento de Pablo Neruda, que en 1951, en la revista Sumario de Santiago de Chile, se expresaba así de la Venturini: “En la poesía de Aurora Venturini hallamos una corriente de notoria continuidad. Ha seguido desplegando su red de desasosiego a través de la cual se escurre el verso y ella misma camina en búsqueda de su definición. En este sentido, su actitud filosófica, es lúcida, fuego impostergable del destino, que encarna partiendo de su propio centro (…).”

Bibliografía
Venturini, Aurora, 2004. Racconto. Poemas. Buenos Aires: Corregidor.

Ficha técnica
Las primas o la voz de Yuna sobre una novela de Aurora Venturini; adaptación Marcela Ferradás y Román Podolsky. Elenco: Marcela Ferradás, Laura Ortigoza, Jorge Varas, Federico Marrale. Dirección: Román Podolsky. Asistente de dirección: Marisa Ippolito. Diseño de Escenografía: Jorge Ferrari. Diseño de vestuario: Luciana Gutman. Diseño de iluminación: Elí Sirlin. Música original: Federico Marrale. Fotografía: Gustavo Gorrini/ Laura Couto. Diseño gráfico: Lucio Básalo. Prensa: Duche /Zarate. Teatro Kafka - Lambaré 866 Buenos Aires, Argentina – 4862-5439 –

http://mediopelo.com/2011/06/las-primas-o-la-voz-de-yuna-adaptacion-de-la-novela-las-primas-de-aurora-venturini/

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