Funciones en el Kafka

A partir del 7 de mayo, todos los sábados a las 20:00hs LAS PRIMAS O LA VOZ DE YUNA en el KAFKA, Lamabaré 866 CABA. Reservas al 4862-5439

miércoles, 20 de octubre de 2010

Ambito Financiero
Buenos Aires, 18 de Octubre de 2010


Román Podolsky estrenó en el teatro Cervantes la obra «Las primas o la voz de Yuna», sobre un grotesco de la excéntrica autora Aurora Venturini.

Venturini, o el arte de transformar en bello lo horrible

Luego de exhibirse en distintas ciudades del interior dentro del Plan Nacional de Giras del Teatro Nacional Cervantes, subió a escena en la Sala Orestes Caviglia del TNC, la obra «Las primas o la voz de Yuna», protagonizada por Marcela Ferradás y dirigida por Román Podolsky («Guardavidas» y «Harina», entre otras). Se trata de la traslación escénica de la novela «Las primas» de Aurora Venturini que hace tres años fue premiada por su «originalidad desconcertante».Ferradás y Podolsky se ocuparon de adaptar este relato en primera persona, donde Yuna Riglos, una pintora consagrada, evoca su funesto pasado familiar entre seres deformes y mezquinos. Pese a su trasfondo cruel, la pieza abunda en situaciones divertidas. Completan el elenco Laura Ortigoza, César Bordón y el músico Federico Marrale. Dialogamos con Podolsky.

Periodista: En el libro de Aurora Venturini, Yuna se expresa con una ingenuidad salvaje y a la vez inquieta por su extrema sinceridad. Recuerda a ciertos personajes de Hebe Uhart.

Román Podolsky: Sí, tiene algo de civilización y barbarie. No nos olvidemos que Venturini es una peronista de pura cepa (nació en La Plata en 1922), que luego de ser expulsada por la Revolución Libertadora tuvo una larga estadía en París donde tradujo a varios escritores y fue amiga de Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Eugène Ionesco y Juliette Gréco. Es una intelectual de enorme recorrido. Fue profesora de Filosofía, estudió Psicología en la Universidad de París y la condecoraron en Francia por sus traducciones y trabajos críticos sobre Rimbaud, Lautréamont y otros poetas.

P.: También fue muy amiga de Eva Perón. No hace mucho confesó que cuando Eva ya estaba en su lecho de muerte, le pedía que le contara chistes verdes y le hablara de Heráclito. Una mezcla realmente extraña.

R.P.: Venturini es una escritora muy original y una mujer inteligente y entusiasta. Ya vino tres veces a ver nuestro espectáculo. Por nuestra parte, creo que pudimos captar el espíritu de su novela sin pegarnos a ciertos pasajes costumbristas que recuerdan a «Esperando la carroza». Yuna viene de una familia disfuncional, mejor dicho, esperpéntica, una familia de desechos humanos. Es una persona que tiene muchas dificultades y está luchando con ellas permanentemente. Algunas circunstancias pueden provocar risa pero lo que ella está viviendo no es para nada grato.

P.: Recuérdenos cómo está compuesto ese grupo familiar.

R.P.: Tiene una hermana con parálisis múltiple, que es medio deforme y anda en silla de ruedas. Tiene una prima «liliputiense», que es prostituta y asesina, y otra que nació con seis dedos en cada mano y luego es violada por un vecino. Es un paisaje familiar de extrema violencia, tanto física como simbólica, y está marcado por la ausencia del padre y los castigos de la madre que es maestra y maltrata a Yuna con un puntero. Le dice que es tonta y la amenaza con llevarla a un Cotolengo.

P.: ¿La protagonista tiene una alteración del habla?

R.P.: La autora no lo especifica, pero intuimos que se trata de una dislalia. Es un dato que manejamos con sutileza, como una huella de los problemas de expresión de Yuna: frases mal construidas, reiteraciones, expresiones infantiles. Ella recurre permanentemente al diccionario para poder armar frases y aprender aquellas cosas que no entiende. Se aferra a él porque ella en verdad no tiene palabras propias, no puede expresarse.

P.: Y la pintura la salva.

R.P.: Así es. Yuna logra sobreponerse a un sinfín de adversidades con las que convive a diario y de las que tiene que ir tomando posición por acción u omisión. Así encuentra en la pintura otra tabla de salvación que le permite sublimar esa historia de dolor y obtener un reconocimiento en el campo de la cultura, además de una muy buena posición económica que le asegura su independencia. Lo que armamos nosotros en esta adaptación, es que a esta altura Yuna es una señora grande y con una vida hecha. No tiene los 18, 20, 25 años de la novela, que es cuando ella está luchando por salir al mundo. Aquí la vemos recibiendo un premio a su trayectoria artística. Y en ese momento en que todo parece estar bajo control, el pasado retorna con sus recuerdos y emociones asociadas.

P.: ¿La recepción de este espectáculo fue variando de acuerdo con el público de cada lugar?

R.P.: Si, por ejemplo, en Tres Arroyos que es una ciudad más bien conservadora, percibimos cierto rechazo y distancia ante el material. En cambio en Misiones, el público quedó muy movilizado. En una de las funciones, cerca del final se escuchó un grito desgarrador. Después los actores averiguaron que había sido una chica del público con una historia de abuso. El tema de las violaciones es uno de los grandes problemas sociales que sufre la provincia. Y termino con un último ejemplo, le cuento que estuve en la función que se ofreció en un cine-teatro de la localidad de San Martín, de 500 localidades. Estaba repleto y ahí la respuesta del público fue más por el lado de la comedia. Aunque, como pasa a veces frente a situaciones que angustian, el espectador se ríe como válvula de escape.

Entrevista de Patricia Espinosa

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